Pese a la recurrente alta inflación que padece la Argentina, hay que remontarse a varias décadas atrás para observar guarismos semejantes. El incremento del costo de vida de diciembre fue del 25,5%, de acuerdo con los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) el mayor desde febrero de 1991. La historia inflacionaria de 2023 cerró con una nominalidad de 211,4%. Es decir, durante el año pasado los precios más que se triplicaron.
Mientras que a la Argentina le llevó tan solo un año acumular esa variación del IPC, a los países de la región les demandó entre 15 y 30 años. Si bien a nivel global las políticas expansivas por la pandemia tuvieron fuerte impacto nominal, hoy es muy difícil encontrar países con inflaciones anuales superiores a los dos dígitos.
En este contexto, la pregunta que se hace la GMA Capital es cuánto tiempo le llevó a otras economías acumular el aumento de precios que mostró Argentina en el último año (211,4%). En otras palabras, cuántos años le tomó a cada país más que triplicar su nivel general de precios. La dinámica de Argentina solo es comparable con Venezuela o Líbano.
A países como Angola o Egipto, por su parte, les llevó respectivamente 2,3 y 6,3 años aumentar el nivel de precios como nuestro país lo hizo en un año, precisa la corredora.
Al resto de la región le llevó como mínimo 15 años, como es el caso de Uruguay. Y en el otro extremo, a Perú le tomó 29,7 años acumular la misma variación del IPC argentino de los últimos 12 meses.
Naturalmente, este cuadro es aún más lamentable si lo comparamos con los países desarrollados. Estados Unidos acumuló ese mismo guarismo entre 1983 y 2023, mientras que a Suiza esa tarea le tomó 53 años, puntualiza el diagnóstico al que accedió LA GACETA.
“Esta comparación es aún más odiosa (y numéricamente más ácida) si en lugar de tomar la variación interanual consideramos la mensual. Mientras que a nivel local los precios volaron 25,5% en un mes, a los países de la región les tomó en promedio 55 meses alcanzar ese guarismo. En el otro extremo, a Japón le llevó 423 meses (35 años) lograr la misma suba que a Argentina le demandó 31 días”, detalla GMA.
Ahora bien, no todos los precios ajustan a la misma velocidad. El nivel general del Índice de Precios al Consumidor (IPC) sirve como promedio de la evolución de una canasta representativa. Por eso, al desagregar cómo se movieron las principales variables de la economía es posible encontrar marchas muy diferentes, con ganadores y perdedores de la carrera nominal.
El gobierno actual, desde los comienzos de la campaña, destacó la necesidad de tomar cartas en el asunto y corregir rápidamente el atraso de precios relativos claves, advierte GMA. De esta manera, con solo dos días de gestión, las nuevas autoridades del Banco Central (BCRA) ejecutaron un salto cambiario del 118%, atacando de lleno la variable más “pisada” de la economía. “Aunque el impacto todavía no se sintió de lleno porque el movimiento de shock fue en la segunda mitad de diciembre, el dólar oficial terminó siendo la variable nominal relevante que más escaló el año pasado, con una actualización de 357%”, precisó.
A pesar del desfase en algunos datos, es posible observar una tendencia que duele: los salarios perdieron fuertemente, no solo contra el tipo de cambio oficial y el “contado con liqui”, sino contra la mayoría de los componentes de la canasta básica, especialmente Alimentos y bebidas.
Lo que viene
Si bien la inflación de diciembre fue extraordinariamente alta, producto de los primeros sinceramientos de precios, no se puede afirmar que la variación de precios de enero será inferior. En primer lugar, gran parte de los aumentos se dieron en la segunda mitad de diciembre, y por cómo se construye el índice de precios, una parte de ese impacto se verá en el IPC de enero.
En sintonía con la publicación del Indec, el Central dio a conocer el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) de diciembre. De cara a los próximos meses, el mercado pronostica una desaceleración del IPC de estos niveles récord. La inflación esperada es 25% en enero, 18,2% en febrero, 15% en marzo, 12% en abril, 10% en mayo. La variación mensual de un dígito volvería recién en junio, con una proyección de 8,3%.
Como una derivación del Índice de Precios, esta semana se conocerá el cálculo de la Canasta Básica Total (CBT), que marca el límite de ingresos para no ser considerado pobre. Con la evolución inflacionaria registrada en diciembre, todo hace prever que esa canasta puede ubicarse por encima de los $ 450.000 mensuales. Ese será el ingreso mínimo para que una familia tipo no caiga en situación de pobreza.